¿Cómo descubriste tu pasión por el perfume? ¿En qué momento supiste que querías dedicarte a ello?

A partir del momento en que comencé a usarlo. El día que tomé conciencia de que detrás de cada frasco había un perfumista, fue una evidencia.

¿Qué es lo que más te motiva en la creación?

Descubrir nuevos acordes.

¿Cuáles son tus fuentes de inspiración y tus materias primas favoritas?

La inspiración puede venir de un olor agradable encontrado en mi vida diaria, pero la mayoría de las veces surge al asociar mentalmente diferentes combinaciones de aromas.
Tengo un amplio espectro de olores que aprecio.

A menudo depende de las estaciones: cuando hace calor, prefiero los cítricos; en invierno, las notas ambarinas, amaderadas o almizcladas.

¿Cómo sabes que un perfume está logrado?

Cuando corresponde exactamente a la idea que tenía antes de formularlo, cuando las notas olfativas se suceden de forma armoniosa con el tiempo y se difunde bien.

¿Qué te sedujo del enfoque de la marca?

La creadora de la marca, con quien comparto una sensibilidad olfativa común.

¿Qué reto particular enfrentaste al trabajar en Florentina y Osiris?

Florentina es ante todo un almizcle. Sin embargo, los almizcles, por deliciosos que sean, tienden a atenuar la difusión aunque aporten persistencia.
El reto era convertir a Florentina en una verdadera bomba de difusión.

Para Osiris, se trataba de trabajar en torno a una nota melosa y floral, no cerosa, ni dulce ni golosa, sino deliciosa, elegante y soleada.

¿Qué emoción te gustaría que las personas sintieran al descubrir Florentina y Osiris?

Placer al llevarlos, y una verdadera sensación de bienestar.

¿Tienes un recuerdo olfativo marcado de tu infancia?

No uno en particular, ¡sino muchos! Los perfumes que usaba mi familia, el fuego en la chimenea, las plantas del gran jardín de mis padres y los aromas del bosque donde paseábamos todos los domingos.

Por último, ¿cuáles son tus pasiones fuera del perfume?

Los viajes, especialmente a Grecia, la música y la danza clásica.